Color esperanza

2023-09-23 15:12
今日中国·西班牙文版 2023年7期

HACE más de veinte años, una canción que llevaba por títuloColor esperanzase popularizó en toda América Latina.Su letra era una invitación a creer en nuestra propia capacidad de superar esas dificultades que a lo lejos parecen insalvables.Hoy en día, más allá de diferencias de cualquier índole, hay un asunto que debería unirnos: la preservación de nuestro planeta.Mucho es lo que queda por hacer y poco el tiempo para realizarlo.Es por eso que en este número deChina Hoyhemos querido que abunde el verde, que simboliza la naturaleza, la ecología, el campo, y es también el color de la esperanza.

Así como otros países en desarrollo, China ha hecho grandes esfuerzos en los últimos años para llevar a la práctica una visión que está enraizada en nuestra cultura tradicional, la cual considera al ser humano como parte integral de la naturaleza, en donde todos los seres son iguales.Merced a ello, en marzo de 2018 se incorporó a la Constitución el concepto de la civilización ecológica y se crearon tanto el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente como el Ministerio de Recursos Naturales.

Aquello fue el marco necesario para el gran compromiso que significó el anuncio hecho por el presidente Xi Jinping ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2020, consistente en que China alcanzará el pico de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030 y la neutralidad de carbono antes de 2060.Como se dijo en aquella ocasión, ha llegado el momento de dejar ese obstinado camino de procurar solo el “desarrollo”explotando la naturaleza, sin prestar atención a la protección y restauración del medio ambiente.En lo concerniente a este aspecto, China ha mantenido una posición coherente al respaldar siempre el Acuerdo de París, el cual representa el rumbo que la comunidad internacional debe seguir si desea que las próximas generaciones tengan un lugar al cual llamar mundo.

Teniendo en la mira la ambiciosa meta de la neutralidad de carbono, China ha estado apuntalando no solo la inversión en energías limpias, sino también –lo que es más difícil–una optimización de su estructura energética y un cambio en el modo de vida de su población.Por un lado, China se ha convertido ya en el mayor productor de equipos de energía limpia en el mundo y está promoviendo la innovación tecnológica en materia de desarrollo verde.Por el otro, viene acelerando diversas campañas de concienciación entre sus habitantes como la adecuada clasificación de los residuos,la cual se está llevando a cabo en 297 ciudades del país con una tasa de cobertura promedio del 82,5 % en las comunidades residenciales.La meta es llegar a más del 90 % a finales de este año y al 100 % para cuando termine 2025.En China se sabe que sin objetivos claros no hay avances serios.

Hace solo diez años, la contaminación del aire era una asfixiante preocupación entre nuestros ciudadanos.Hoy, gracias al sacrificio de todos, puede respirarse una brisa de satisfacción.Según datos del Ministerio de Ecología y Medio Ambiente, la proporción de días con buena calidad de aire en 2022 se situó en el 86,5 % en las ciudades chinas de nivel de prefectura o superior, mientras que la proporción de días de grave contaminación atmosférica fue de apenas el 0,9 %, la primera vez que cae por debajo del 1 %.Como manda nuestra tradición, poco a poco las aguas cristalinas y las verdes montañas se van volviendo verdaderas cordilleras de oro y plata.

Claro está, como recuerda el profesor austriaco Alfred Pitterle en esta edición deChina Hoy,la preservación de nuestro planeta es un asunto que no puede ser resuelto por un solo individuo o un solo país, sino que depende de todos como civilización global.En ese sentido, China seguirá siendo un socio estratégico en la lucha contra el cambio climático y un aliado en la incorporación de nuevas tecnologías para la generación de energías limpias.

Si bien queda aún mucho trecho por recorrer, no dudamos de que con el esfuerzo de todos –y a pesar de todas las dificultades de este mundo de la pospandemia–, conseguiremos preservar el único hogar que tenemos.Como decía aquella canción que se popularizó en América Latina, ha llegado la hora de pintarnos la cara color esperanza, pues lo imposible se puede lograr.